domingo, 26 de mayo de 2013

Hamburguesería Tommy Mel´s (Zaragoza)

La estrella de mi merienda llegó en forma de nachos
Neones, carteles retro y kilovatios y kilovatios de luz han transformado a la tranquila calle Azoque en lo más parecido a una american street que podemos encontrar en Zaragoza. Llenaron el local con todo tipo de colores pastel y decorado estadounidense; vistieron al personal con uniformes al más puro estilo Grease; confeccionaron una carta plagada de referencias al american way of life y le añadieron una banda sonora al más puro estilo tupé. Vamos, lo que se dice estar en perfecta sintonía con la tradición local.


No quisiera ponerme hoy el traje de cascarrabias, así que comenzaré afirmando que la comida que se dispensa en el local no me parece indigna, es más, resulta hasta agradable. Nada de la curiosa estética me provoca urticarias notables. El personal atiende de manera correcta y los precios están en sintonía con locales de similar oferta. Lo que me repatea las tripas cada vez que encaro la calle Azoque es lo que no se ve detrás del triunfo de una hamburguesería así. Y lo oculto en este caso es una evidencia que debería entristecer a cualquier ciudadano. Tras este aterrizaje franquiciado se esconde el triunfo de la homogenización cultural que todo lo arrasa. Y cuando digo todo sé a lo que me refiero. También en Zaragoza tenemos nuestra tradición hamburguesera, de la que sólo sobreviven unos cuantas referencias resistentes. Un servidor ha tenido la suerte de conocer a unos cuantos maestros carniceros locales que tratan, con enorme dificultad, de colocar sus productos frescos en las planchas que se dedican a asarlos y servirlos entre sus bollos redondos. Así que no puedo sino sentir impotencia, cuando veo aterrizar estos luminosos carteles y, sin más mérito ni recorrido, abarrotar sus mesas desde el primer momento. Buenas carnes congeladas que se benefician de la rentabilidad de las compras a gran escala compitiendo con mis vecinos agotados a base de capoladora. Sé que esa es la lógica del libre mercado, pero también conozco los riesgos que entraña. Podemos elegir dónde gastarnos nuestros cuartos, pero sin perder de vista que cada euro que sale de nuestro bolsillo genera un efecto mariposa, con consecuencias en muchos otros ámbitos.


Cuestiones antisistema aparte, y cansado de ver a través del escaparate a mis conciudadanos engullir sus bocadillos al ritmo de Elvis, me armé de valor, me desnudé de prejuicios y me uní a la fila que esperaba mesa ante el mostrador de recepción del local. Antes de describir la más de media carta que me trajiné en el experimento (si hay que hacer algo, se hace bien) diré, como conclusión, que la comida estaba buena, las combinaciones originales, el servicio rápido y pulcro y el ambiente menos agobiante de lo que prometía. Pero lo cierto es que no logré despojarme de mis remilgos, y con cada bocado que lanzaba a la jugosa carne de congelador, veía alejarse un poco más los locales de toda la vida que han calmado mis ansias de hamburguesa, ¿Qué le voy a hacer? Maldita conciencia.


Pese a que la estrella del restaurante es la hamburguesa estilo yanqui, preferí comenzar la cena probando los Nachos marca de la casa. Un acierto, porque no se tratan de los embustes que encontramos en las bolsas de snacks de supermercado, sino que se asemejan a los que se sirven en cualquier local mexicano. Grandes tortillas crujientes partidas a mano en los característicos triángulos y bien guarnecidos a base de guacamole, queso agrio, queso cheddar fundido, una montaña de chilli picante con carne y cebollino picado por encima. Estéticamente brillante y muy buen compañero de espera de los bocadillos elegidos.


Por no ir al grano y no abandonar el resto de la carta, decidí ver lo que se escondía, dentro de la sección de sándwiches, bajo la denominación de Crispy BBQ Chicken. La carta prometía pan de semilla relleno de pollo crujiente, salsa barbacoa con miel, queso fundido y bacon. Casi nada, ésta es la mía, pensé. Y lo que apareció, sin dejar de ser lo que anunciaba, me dejó un poco frío en cuanto al tamaño. Un ser humano de estas latitudes no se mantiene a base de estas raciones, y se siente un poco defraudado si, además, paga por él seis eurazos. Pero lo cierto es que estaba bueno. El rebozado del pollo era crujiente de verdad; la proporción del pan y los ingredientes era la apropiada; y se sirve, con acierto, muy caliente; pero me quedé con ganas de continuar. Bocadillo breve y gustoso.

Neones y guiños retro
Finalmente llegó la hora de las hamburguesas. He de aclarar que al hacer la comanda se pregunta al comensal cómo quiere de hecha la carne y su tamaño. Las tienen en versión de 160 o de 250 gramos. Como pensaba pedir, al menos, tres por aquello de que una cata amplia sería más productiva, opté por las versiones reducidas de la Viva Las Vegas, la Tommy Mel´s y la The Atomic. Esto fue lo que salió de la cocina:


La primera de ellas, sobre la que se afirma que era la favorita de Elvis, fue la que menor nivel presentó de las tres. Es normal, llevando la referencia de alguien que se alimentaba a base de hamburguesas, helados y plátanos. Muy simple, pero con la virtud de ser la que mejor dejaba apreciar el sabor real de la carne. Componen sus capas una base de lechuga, cebolla roja y una cubierta de crema de queso con nueces y cebolla crujiente. Buen conjunto, pero cuando rondo la cifra de siete euros por un bocadillo espero algo más de fundamento. (PVP 6´95 euros)


Fundamento que sí que llevaba la siguiente. La que porta el nombre de la casa se trata de una gran hamburguesa. Los ingredientes son abundantes y bien trabajados. A la acertada salsa de la casa, le suceden capas de lechuga, tomate, cebolla roja, pepinillo y una cubierta de queso cheddar fundido, bacon crujiente y cebolla caramelizada. Excelente combinación contundente y sabrosa.(PVP 6´90 euros)


La más agradable resultó la picantona The Atomic, que se resume en una hamburguesa acompañada de chili con carne y quesos variados gratinados. No se andan con chiquitas a la hora de trabajar el picante, y eso es algo muy de agradecer en nuestros días. Sabor a esa cocina Tex Mex que nos ofrece alguna alegría de vez en cuando. Casi diría que se trata de un bocadillo brillante. (PVP 6´40 euros)
Para quitarme el enchilamiento de la boca decidí no abandonar el local sin probar alguna de las propuestas dulces de la carta. Al tratarse de comida yanqui nada mejor, pensé, que ordenar un pedazo de pastel de queso. Lo preferí a las habituales variedades de limón o frambuesa. Y la cosa tuvo su gracia. La mantequillosa base estaba excelente, y no tan brillante el resto, pues frente a la suavidad de nuestras quesadas, la masa de este postre resultó un poco mazacote. Bien el conjunto y muy apropiado para volver a la calle con un toque goloso.



Así pues, he tratado de ser objetivo con la experiencia resaltando virtudes y defectos, para que no se me tache de manipulador. No volveré y mis razones tengo, pero ninguna de ellas tiene que ver con la calidad de lo que ahí se sirve. Productos muy dignos al ritmo de rock&roll. A cada cual, lo suyo.

7 comentarios:

  1. Pésima atención al cliente.

    El miercoles pasado llamé para realizar una reserva sin ABSOLUTAMENTE NINGÚN INCONVENIENTE, la sorpresa fue llegar el viernes a la " supuesta " hora de la reserva al restaurante y recibir una respuesta tal como" Es imposible que hayan reservado nosotros nunca hacemos reservas", tras intentar que nos explicaran lo ocurrido no recibimos más que malas contestaciones como " Se habrán equivocado al marcar, habrán llamado a otro sitio, es un fallo suyo, aqui es imposible que os hayan cogido el teléfono...", y excusas por el estilo en un tono de muy mala educación y burla. Entendemos que para el verano puedan haber contratado a gente nueva que no esté informada y haya sido un error,pero lo que no se puede hacer es tratar de esa manera a los clientes e intentar dejarles en evidencia sin ningún tipo de disculpa, menos aún cuando existe un registro de llamadas. A excepción de este episodio destacar a la encantadora chica de la recepción que a pesar del malentendido nos preparó una mesa en cuanto fue posible y fué muy amable, no así su compañero que seguía comentando de manera burlosa con sus compañeros lo que había ocurrido. Respecto a la comida lo esperable para un americano. Desde leugo ni yo ni mis acompañantes volveremos.

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    1. pues por mi como si te operan chaval, me importa un comino que no vuelvas ni tú ni tus amigos,, más sitio para los demás.. aireeeeeeeeee!!!!! y vete a fregar, si es que sabes!!

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  2. Típico empresario explotador! hacen trabajar a la gente 50hs a la semana y no les pagan las hs extras ni se las compensan, con lo que acabas trabajando gratis una semana, todo por un sueldo mísero.

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    1. pues prefiero que me exploten y cobrar algo, que no quedarme todo el santo día en el sofá de casa,, explotando a mis padres!! En la vida hay que asumir, y muchas veces tragar con todo,,

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  3. No entro en esa pocilga ni aún llevando la madre de todas las fumadas en el cuerpo. Prefiero ir a la Mostaza, Nevada, Burger Paco o al Cebrián. Mejor trato y, por supuesto, mejor comida. Fuck you Tommy Mel´s!!!
    Fdo: Mike Pusilánime

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    1. " Pocilga " tú casa, guarra y asquerosa,, mi trabajo está como los chorros del oro, te digo lo que al otro,, mejor que no vuelvas en tu puñetera vida, no necesitamos criticones y moñas,,, aireeeeeeeeeeeee!!!!

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  4. Pero alguien cree que va a triunfar un sitio donde un "anónimo" que no es otro que el "patrón" del puto garito se dedica a insultar a quien comenta???? No me andaré con medianías ni con tonterías....que le den por el culo. Yque sepa que la Agencia Tributaria ya está al acecho, por mamón

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